martes, 29 de octubre de 2013

Avellaneda narco

secuestro-drogas-en-AvellanPasadas las elecciones legislativas, el tema de la inseguridad sigue preocupando a los vecinos de Avellaneda, más aún cuando se sabe que los políticos pasadas las elecciones se relajan y ya sin estar en campaña comienzan a mostrarse menos y conseguir que escuchen a los vecinos es casi una misión imposible.

El aparato político en campaña es un oasis para los que no pueden acceder a los políticos y tiene fuerte influencia incluso sobre el accionar de los funcionarios policiales, lo que presionados por los políticos refuerzan todo lo que se puede mostrar, que no es lo mismo que reforzar.

Los delitos que tanto inquietan a los vecinos suelen estar vinculados no tanto como se cree a sectores marginales o pobres, sino más bien al universo que gira en torno a las drogas, en menor o mayor escala, la droga atrae todo tipo de clientes con deseos de consumir todo lo que puedan y a muchos el dinero no les alcanza para calmar esa dependencia física y psicológica.

Desde los “kioscos” (denominación de las casas de los tranzas) en los barrios de la periferia del centro del partido, que han ido proliferando con una estadística nefasta, en donde en una cuadra cada tres, había un vendedor de droga al menudeo, llamado “tranza”, ahora hay dos por cuadra en algunos barrios de localidades como Gerli, Sarandí, Dock Sud, Villa Domínico, Piñeyro y el propio centro del partido ha perdido las principales plazas en manos de jóvenes escolares que aprovechan la cercanía con las escuelas para intercambiar, vender y consumir drogas. Hace muchos años que el narcotráfico se instaló en el partido de Avellaneda, y no nos referimos a la descripción anterior, sino a miles de kilos de droga que circulan por el partido, el secuestro de 500 kilos de cocaína en un estacionamiento sobre la Av. Belgrano, frente al colegio ENSPA, posteriormente el secuestro de más de 1000 kilos de cocaína en los depósitos fiscales de las calles Sarmiento y Heredia de la localidad de Gerli, son solo un indicio de la gran cantidad de droga que circula frente a las narices de los funcionarios políticos y policiales.

Sin combatir el narcotráfico, se fomentan otros negocios de estos “empresarios de la muerte”, como lo son la piratería del asfalto, el contrabando y la trata de personas, delitos que existen en el municipio de Avellaneda, pero de los que no hay noticias que se trabaje para combatirlos. Junto con el aumento de drogas circulante, aparecieron en el partido varios negocios que nunca han sido investigados por el delito de "lavado de dinero" a pesar que su estructura, inversión edilicia y ganancias no los hacen rentables.

Otros simplemente hacen de "tapadera". En los años de investigar distintos delitos y hablar con los vecinos, existe una realidad, muchos de los que participan de estas “actividades” tienen vinculaciones con el poder, es decir, conocen a políticos de distintos partidos, tanto oficialistas como opositores, tienen relaciones con abogados que siempre están cerca de funcionarios políticos o judiciales y todo un engranaje que aceita la cadena de corrupción. La policía local, que depende de la Jefatura Distrital Avellaneda y comprende a las comisarías 1; 2; 3; 4; 5; 6; 7 , comisaría de La Mujer de Avellaneda y al personal de Protección Ciudadana, parecen no tener muy en claro cuál es su trabajo y la forma de realizarlo.

Desde este medio hemos sido testigos en compañía de un Oficial Jefe, cómo un móvil policial que debía estar recorriendo una cuadrícula, se encontraba en una de las principales plazas que los vecinos denuncian venta de drogas y robos a los que pasan, a la pareja un hombre y una mujer uniformados, dándose de comer en la boca, en una escena bizarra de un film como locademia de policías, ya que mientras estos efectivos policiales disfrutaban de la compañía mutua, a solo metros se veía a unos jóvenes bebiendo y fumando porros, mientras otro sujeto, celular en mano, tomaba los pedidos.

Los trágicos enfrentamientos entre barras de un mismo club y de otros, no son más que las luchas por el control de la venta de drogas en la cancha y alrededores los días de partido y el territorio local el resto de los días.

Si es dudosa la actividad policial en cuanto a que no investigan, ni reprimen los delitos vinculados a las drogas, sea en la modalidad narcotráfico o menudeo, más inexplicable es la conducta de muchos de los fiscales del Departamento Judicial de Lomas de Zamora y de algunos del Polo Judicial de Avellaneda, ya que a pesar de que la policía suele enviarles informes completos sobre algunos detenidos vinculados a delitos graves, terminan obteniendo la libertad contra toda cuestión lógica.

En las charlas sobre inseguridad con los vecinos, siempre se repite lo mismo, que se va a trabajar sobre las denuncias de los vecinos, que tienen colaboración de la justicia, que tienen el apoyo del intendente y que van a combatir el delito, terminada la reunión y ya de regreso a la realidad, las cosas siguen siempre igual, las plazas copadas por delincuentes, la droga como un paisaje más de lo que nos rodea con sus personajes que van y vienen por la puerta de nuestras casas, a veces perdidos, a veces dóciles, otras desafiantes, violentos y con ganas de robar para poder comprar más droga.

Ni la llegada de los gendarmes, ni la ampliación de las cámaras de seguridad han hecho disminuir los delitos, días pasados en la localidad de Gerli, en una esquina a metros del Alto Avellaneda, charlaban cuatro gendarmes, mientras a 10 metros de ellos de una casa pintada con un color que la identifica del resto, entraban y salían jóvenes, la mayoría menores de comprar y vender drogas y elementos que según las palabras de los propios jóvenes habían robado en el partido de Lanús.

Desde este medio hacemos un pedido de reflexión a los políticos y a los jefes policiales respecto de esta situación que ha ido creciendo y hoy hace que los vecinos tengan que vivir con miedo, que se viva simulando que no pasa nada y pasan por las plazas sin mirar apurados por miedo.

Los delincuentes han ganado la calle, los políticos deben velar por los vecinos que los eligieron y la policía debe devolverles a los vecinos la tranquilidad y la posibilidad de caminar sin miedos y de poder ir a una plaza sin tener que hacer de cuenta que no ven, que no oyen, que no huelen.


Por Marcelo Ricardo Hawrylciw
Editor General Multimedios El Sindical
www.elsindical.com.ar